«En el año 2000, un lumen de luz en Gran Bretaña costaba apenas el 0,01 % de lo que costaba en 1500 y alrededor del 1 % de lo que costaba en 1900 (Fouquet 2008). Y Nordhaus (1998) calculó que, a finales del siglo XX, el coste de la iluminación en Estados Unidos era cuatro órdenes de magnitud inferior (el ratio de fracción real era de aproximadamente 0,0003) al de 1800. Los precios reales de la electricidad disminuyeron entre un 97 % y un 98 % durante el siglo XX tanto en Europa como en Norteamérica (Kander 2013)»
Smil, Energy and civilization, a history (2018)
🤯 A veces miramos la factura y pensamos "¡Qué caro!". Y para nada.
Tenemos muy poca memoria histórica, más aún cuando nos separan varios siglos, y no nos damos cuenta ni valoramos el auténtico hito ingenieril que supone pulsar un botón y tener energía doméstica fiable, asequible (sí, asequible) y de calidad.
Damos por sentado que del grifo sale agua limpia, que el baño se lleva los desechos y que siempre habrá electrones disponibles para nuestras crecientes demandas.