En 2022, el 36,8 % del mix energético de nuestro país era renovable frente al 22,9 % en el año 2000.
No ha ocurrido por arte de magia, ha ocurrido porque durante décadas se ha apoyado la generación eléctrica y se han dinamitado sectores enteros como los del carbón.
https://www.sistemaelectrico-ree.es/sites/default/files/2023-03/Informe_Renovables_2022.pdf
https://energia.gob.es/balances/Balances/LibrosEnergia/Energia_2001.pdf
Por contra, el sector del transporte ha tenido un incremento de emisiones de 33,5 % entre 1990 y 2019.
No ha ocurrido por arte de magia, ha ocurrido porque durante décadas se ha apoyado la venta de coches y construcción de carreteras, y dinamitado la red ferroviaria.
https://www.europarl.europa.eu/news/es/headlines/priorities/cambio-climatico/20190313STO31218/emisiones-de-co2-de-los-coches-hechos-y-cifras-infografia
@OscarMClick @euklidiadas Y porque tenemos a auténticos estómagos agradecidos y trepas como Miguel Ángel Uriondo que defendió con uñas y dientes las bondades de un plan para dejar a una provincia sin tren convencional después de siglo y medio. Claro, luego fichó por FlixBus.
Lo que pasa en la actualidad es consecuencia de lo que se decidió en el pasado.
En el pasado se tomaron decisiones coherentes (invertir en renovables y vetar el carbón) y decisiones estúpidas (desinvertir en ferroviario e incentivar la movilidad en coche).
La mala noticia es que ahora tenemos que vivir con los resultados de las malas decisiones. La buena noticia es que estas pueden cambiar. Hoy podemos decidir qué pasará dentro de 20 o 30 años. Pero hay que moverse, de forma literal.