Es cierto que no toda la burguesía está detrás de Milei, lo cual no avala la afirmación contraria. El problema “gobernabilidad” es que Milei, con su anarco-capitalismo recostado en el capital financiero, no hace el “bonapartismo” que el sistema político, judicial y legislativo (“la casta”) exige. De ahí que toda la política profesional esté mirando lo mismo: cuanta hambre pasa el pueblo y si “la gente” se harta de pasar miseria para trastocar estallido social por recambio institucional. Tácitamente, admiten que el límite es la objetividad de la lucha de clases, y no las elucubraciones del Consejo de Ancianos del Peronismo puro.