1/x Los Objetivos de Desarrollo Sostenible no son sostenibles, y el Índice de Desarrollo Humano no indica el índice de desarrollo de los países.
Uno de los problemas de la categorización con la que han nacido estos objetivos e indicadores sintéticos es que se ha intentado encajar el crecimiento económico en su modelo de desarrollo.
Y, como este es incompatible con un modelo planetario finito, tanto los ODS como el IDH acaban reventando por sus costuras.
2/x De hecho, es posible constatar que los países que mejor puntúan en el Índice de Desarrollo Humano también son los que peores métricas ambientales tienen. Como señala Jason Hickel en este artículo, Suecia (primer país en el IDH) tiene una huella de consumo de recursos naturales cinco veces superior a su cuota sostenible; Finlandia (nº3) emite CO2 como Arabia Saudí.
Los países más ricos suelen puntuar bien en el IDH y avanzar mejor en los ODS, pero se están volviendo con ello más insostenibles.
4/x El segundo motivo es que los Objetivos de Desarrollo Sostenible incluyen objetivos y metas contrapuestas. El objetivo 8, en su perspectiva de "crecimiento económico" es incompatible con el 1, el 3, el 6, el 7, el 11, el 12, el 13, el 14, y el 15 de forma directa.
No es posible lograr países sostenibles cuando el crecimiento conómico da puntos, porque el crecimiento económico es la variable de mayor destrucción ambiental.
5/x Algunos de estas metas de los ODS a 2030 están ya siendo corregidas. En la Agenda Urbana Española, por ejemplo, se otorga especial atención a fenómenos como densificar entornos urbanos, incluir modalidades activas, reducir la huella por hogar o dar espacio a las áreas naturales, siendo el indicador económico ponderado a la baja.
Pero que la ONU para 2030 necesita una revisión de urgencia de sus Objetivos no hay ninguna duda. Y que necesitamos un índice de desarrollo que contemple los límites planetarios, tampoco.
Se da que los países con mayor IDH también son los países que más han roto el techo de los límites planetarios.