El accidente es un evento imponderable, casual, no prevenible, como la caída de un rayo en mitad del campo que incendia un árbol.
El siniestro vial es causado por la interacción de uno o más factores (medioambientales, ingeniería vial, mecánico); nunca falta en este el factor humano, la toma de decisiones.
Al hablar de accidente hacemos referencia a un hecho azaroso, fortuito, involuntario; una situación de fuerza mayor e inesperada que no podemos controlar: se da de una manera casual. Por ejemplo: una situación climática extrema o que se caiga un árbol sobre nuestro auto. En cambio, cuando hablamos de siniestro, hacemos referencia a un hecho que se pudo haber evitado, son situaciones previsibles. Aquí estamos hablando de un error humano que provoca otro hecho. Ejemplo: hacemos reversa para estacionar y chocamos el auto de atrás.
«Existe una diferencia entre accidente y siniestro. Hablar de siniestralidad vial nos permite tomar acciones para la prevención y mitigación de los factores de riesgo», sintetiza Hada Alzate, pedagoga de la Secretaría de Movilidad de Bogotá. Si catalogamos indebidamente los siniestros viales como accidentes, admitimos una falta de control que sí tenemos, y desatendemos nuestras responsabilidades como planificadores viales.