Uno de los grandes errores de la gestión de tráfico urbano y periurbano es considerar a la masa de vehÃculos como un flujo. En la cabeza de los ingenieros de transporte, un flujo es un conjunto de elementos combinados, como gotas en un conducto.
Bajo esta (errónea perspectiva), ampliar el conducto hará que el caudal de coches sea mayor, moviendo más gente en menos tiempo.
Pero los coches no son gotas inconscientes. Dentro de cada coche hay un humano cuyas decisiones se toman en función de la infraestructura, y en ella ampliar el número de carriles implica que más humanos querrán pasar por ahà si de origen estaba saturada.
DeberÃa. Sabemos que si aumentamos la velocidad media entre dos puntos, habrá más movilidad entre ellos.