En 2018, el gobierno holandés baneó toda posible conexión futura de las nuevas viviendas y desarrollos urbanísticos.

Es decir, a partir de ese momento, la red de gas NO podría crecer en el sector doméstico. Se puso un tope a su expansión.

Es un primer paso, que continuará probablemente con la supresión de toda ayuda a la renovación de una caldera de combustión.

A medida que la gente se va desenganchando del gas (yo mismo soy un ejemplo en España) los costes fijos compartidos de la red se reparten entre menos usuarios.

Os animo fuerte a retirar la línea de gas si existe en vuestra vivienda.