Reducir el impacto sobre el medio ambiente no es una decisión dicotómica o binaria. No tienes por qué elegir entre llegar sudado en bicicleta al trabajo o contaminar con tu coche hasta la puerta de la oficina.
Una idea es la de conducir hasta entrar al barrio donde trabajes, aparcar, sacar la bicicleta del maletero y pedalear unos cuantos cientos de metros. (Confía en mi, que sin verte te digo que te hace falta el ejercicio físico.)
Al llegar a casa, haces lo propio. En un par de años podrías aparcar a un kilómetro de ambos destinos, cuando tu cuerpo se haya habituado al pedaleo.
Mejora, no perfección.