Buena parte del incivismo ciudadano emerge de la inacción. Si un día hay un coche sobre la acera y nadie dice nada, otro día habrá dos. En pocas semanas también los habrá sobre los pasos de peatones, sobre el pavimento que sirve de guía a personas ciegas o en espacios de paso.
Si, por el contrario, existe una presión continua por evitar conductas ilegales, estas se darán con menos frecuencia.