En el mundo, varios millones de personas mueren cada año debido a la contaminación asociada al transporte. Digamos que mueren X.
Cada año, la población mundial conduce una serie de kilómetros aculumados, o vuela o envía paquetes en barcos (aunque esto contamina poquísimo por unidad enviada) o usa furgonetas o motos. Digamos Y kilómetros.
Si dividimos X entre Y obtendremos las muertes por kilómetro recorrido. No es una cifra muy elevada, probablemente incorporará cinco o seis ceros tras la coma decimal. Pero ni de lejos es una cifra nula.
Si se multiplico esa cifra por los kilómetros que hago al año, despejo mis muertos asociados.
Aunque estas cifras son bajas, son acumulativas. Una década conduciendo un coche de forma intensa puede generar un fallecido en algún lugar del planeta. Probablemente, cerca de donde se conduce.
Molaría que para sacarte el carnet tuvieses que hacer prácticas cuidando población enferma de cáncer de pulmón, asma, alzheimer, trastornos psiquiátricos o baja capacidad intelectual. Ayudaría bastante a ser conscientes del problema al que alegremente contribuimos a diario sin meditar nuestro impacto.