Fascinante. Cristóbal Molina Terrén, Jefe del Negociado de Planes y Programas del Medio Natural de Gobierno de Navarra y técnico en el proyecto LIFE-IP NAdapta-CC, comenta en una ponencia que la 'nueva' de los (nueva oficialmente, ya se la olía por su avance por toda Europa) podría tener una solución contraintuitiva: no hacer nada.

Históricamente, cuando una plaga azota una región, se llega a talar toda la especie en las inmediaciones, una suerte de cortafuegos o barrera para evitar la dispersión del patógeno.

Y ahora viene el pero:
youtu.be/RaV2XblcREc?t=15826

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Con las plagas del olmo pasó que nos pusimos a talar todo lo posible, de forma que la reserva de olmos resistentes a los patógenos han tardado 20 años en estar disponibles para los planes de reforestación.

Si ahora nos ponemos a talar fresnos, nos cargamos nuestro propia reserva de material genético con potencial de lidiar contra este patógeno.

Aunque sea contraintuitivo, la mejor opción es dejar que la enfermedad siga su curso, eliminando algunos vectores como la hojarasca, a espera de que los fresnos resistentes aparezcan, que probablemente ya lo están haciendo aunque no sean visibles aún. 🤯

@euklidiadas Hmmmm, si tan sólo conocieramos el mecanismo por el que ese incremento de las frecuencias alélicas de los individuos resistentes a esas enfermedades ocurren… Podríamos llamarlo, no sé, Selección Natural…

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