La de la izquierda podría ser Cerithium vulgatum. Con su inquilino original, tímido y prudente, no se dejó fotografiar. La de la derecha Turritellinella tricarinata. Habitada de segunda mano por un cangrejo ermitaño, las dos preciosas. En la playa se quedaron cumpliendo su función ecosistémica mientras nuestros días en la costa del Atlántico tocaron a su fin.