Educación como forma de enseñar a esas vetustas familias norteamericanas que no todo pene al aire es pornografía y que sus retoños no van a encaminarse por el sendero de la perdición (sea lo que sea eso) por ver una escultura de hace 500 años; educación para aprender que la censura jamás será el camino, que la mejor forma de madurar como sociedad democrática es construir mentes con capacidad crítica y valores que les permitan entender lo que ven y lo que leen, explorar el mundo con libertad y no tragar con vulneraciones de los derechos humanos.